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¿Qué es El Capitalismo?

Voy a intentar responder a esta pregunta sencilla ¿Qué es el capitalismo? Por supuesto, hablaremos de historia, de feudalismo, de mercantilismo, liberalismo clásico, de Adam Smith, de Marx, de Lenin, de las teorías modernas, de neoliberalismo, de implicaciones sociológicas de la estructura capitalista, de implicaciones socioeconómicas de la misma…

Empecemos por lo obvio, la Wikipedia. Definición del capitalismo: «El capitalismo es un sistema social y económico derivado del usufructo de la propiedad privada sobre el capital como herramienta de producción, que se encuentra mayormente constituido por las relaciones empresariales vinculadas a las actividades de inversión y obtención de beneficios, así como de relaciones laborales, tanto autónomas como asalariadas subordinadas »

Qué bonico todo, pero en qué se traduce. Lo más importante es que hablamos de sistemas de organización social y económico. Es decir, como nos relacionamos en sociedad y como usamos la economía para ello. ¿Cómo? Mediante el uso de la propiedad privada y el capital como herramienta de producción. Es decir, que las empresas privadas usan su dinero y bienes para producir y ganar más dinero, realimentando la máquina.

Y ya, eso es el capitalismo, pero esto tiene un sinfín de implicaciones. Empecemos por la historia. ¿Qué había antes del capitalismo?

La obvia: el feudalismo
La menos obvia: el mercantilismo

¿Por qué? Porque el mercantilismo es una etapa temprana del capitalismo. En mi opinión, no es capitalismo per se, por lo que el capitalismo empieza realmente en el S.XVIII-XIX. Oficialmente, el capitalismo empieza en el S.XVI.

El feudalismo

Sistema socioeconómico (sí, como el capitalismo) que se basa en la descentralización del poder político y con tres grandes grupos sociales: nobleza, clero y campesinado.

Dentro de la nobleza y el clero hay una clara estructura jerárquica en el que el que más poder tiene, menos lo ejerce de modo local. Un ejemplo: el rey es el más poderoso, pero el que cobra los impuestos es el señor feudal más cercano.

En el caso de España (por acotar), el señor feudal más cercano puede ser señor (que indica que posee una tierra) o un barón. Estos a su vez rinden cuentas al vizconde (sustituto del conde) o al conde, que suele ser el dueño de la provincia. Los marqueses son, originalmente, los condes que tienen tierras junto a las fronteras. Por último están los duques, los nobles más poderosos. Es decir, no hay una monarquía absoluta, el rey manda relativamente poco.

En el clero, parecido. Cada terruño tiene un obispo que es muy poderoso, pero que rinde cuentas al arzobispo, al cardenal, etc.

Por último están los campesinos. El campesino no es dueño de tierras, el señor feudal le cede las tierras de labranza y le cobra una parte.

En el feudalismo, el capital es muy importante, pero las relaciones de poder de los feudos (los terruños) lo son aún más. De ahí el nombre.

El mercantilismo

Ubiquémonos en el S.XVI, en Europa, claro. ¿Por qué? Porque en la mayoría de África estaríamos en la edad de piedra, en Asia seguimos en pleno feudalismo, en América, o bien edad de piedra, o son territorios conquistados por Europa.

¿Qué ha pasado últimamente? Que España empieza a conquistar América, a traerse grandes riquezas que, ojo, pertenecen al rey. El rey gana dinero, gana poder y se pone a pensar en tener mayor control sobre los feudos que ahora controlan los nobles.

El rey español se pone a comprar cositas por Europa, incluso territorios. Esto hace ricos a otros reyes europeos. ¿Y qué ocurre? Que las reglas del juego van cambiando. Reyes cada vez más poderosos, más ricos, que pueden prescindir cada vez más de la nobleza. La nobleza se empieza a convertir en cortejo real.

Hay un ejemplo muy bonito, que es la mudanza al palacio de Versalles. Miles de nobles de toda clase eran invitados a Versalles ¿A qué? A muchas cosas. Porque el rey confiaba en ti y te quería cerca, o porque el rey no confiaba en ti, por lo que te quería cerca también. O lejos de tus territorios y tus soldados, por ejemplo. Se sabe que en Versalles llegaron a vivir 20.000 personas, incluyendo el servicio, claro.

Os cuento una anécdota de Versalles y sigo. Versalles estaba mal diseñado. Mejor dicho, no se pensó para albergar a tanta gente. Como ningún noble salía de Versalles a menos que fuera obligatorio (orden del rey, algún problema crítico en tu territorio, una guerra…), no había habitaciones para todos. Los duques de turno tendrían habitación propia, compitiendo con otros por tener la mejor, la más cercana al rey y esas cosas. Pero otros muchos dormían en el suelo, en sillones y tal.

Pero eso no era lo peor. Faltaban baños. Había muy pocos, por lo que muchos nobles cagaban y meaban tras las cortinas, en escaleras de servicio, escondidos de la vista de otros muchos nobles. Nadie decía nada, porque no había que levantar la voz ni criticar de frente. Todo el mundo lo hacía y aquello olía fatal todo el rato.

Volviendo al tema original, como veis, el mercantilismo es una evolución “lógica” del feudalismo. Pero, como supondréis, todo cambio tiene consecuencias. Veamos cuales.

Hemos dicho que tenemos un estado absolutista, el rey les ha quitado el poder a los aristócratas. Hasta ahora el poder del rey no llegaba hasta el campesino, ahora sí. ¿Y qué hace cualquier megalómano cuando adquiere mucho poder? Intentar controlarlo todo.

El estado (en esta época se empieza a hablar de estados) interviene directamente en la economía. Regula la moneda, se unifican mercados, se intenta producir todo internamente, se quitan aranceles internos (los famosos diezmos), se imponen aranceles a productos extranjeros…

Tenemos casa de la moneda (normalmente en la capital), tenemos intentos de mejorar exportación mientras evitamos en lo posible la importación, tenemos empresa privada que no pertenece a la nobleza (aparece la burguesía)… Y tenemos las primeras naciones.

Y aquí tengo que parar un segundo, porque hasta ahora he hablado del campesinado. Pero estamos en el S.XVI y ya empezamos a tener ciudades más grandes. Ciudades con calles llenas de gremios. Bordadores, cuchilleros, latoneros… Muchas ciudades de España tienen una «parte vieja» o «casco histórico» con estos nombres de calles. Estamos en la época en la que este tipo de oficios empezaron a ser más importantes.

Eso tiene, como siempre, implicaciones. En el feudalismo no era necesario trabajar tantas horas, con que hubiera un pequeño excedente de ciertos artículos era suficiente. Ahora no, hace falta exportar para ganar dinero. Vendemos espadas toledanas, abrigos de lana de oveja merina, etc. a toda Europa. Cuanto más se fabrique, mejor, más dinero para el rey. Y en el campo igual, que la población crece y necesitamos mucha comida para abastecer las guerras del rey.

¿Qué significa eso? Que las vidas del campesinado, del plebeyo, del oficial, empeoran. Trabajan más horas por el mismo dinero. Pero claro, si trabajas más, ganas más, que esto es empresa privada y se trabaja a destajo.

Entramos por fin en una de las primeras contradicciones capitalistas. Se produce más para ganar más dinero (tanto empresario como trabajador), pero fabricar más hace que haya excedente de este producto y los precios bajen.

Para solucionar esta contradicción hay dos opciones: si el empresario quiere seguir ganando mucho dinero no puede fabricar menos, porque la competencia ganará ese dinero. La única solución es disminuir el coste. Es decir, que el trabajador gane menos, que trabaje más horas, con equipo más barato, etc.

Revolución industrial

Ahora llegamos al S.XVII. De hecho, vayamos directamente a finales del S.XVII. Os he hablado varias veces de la Royal Society, del principio de la ciencia y tal.

Tenemos un montón de nuevas herramientas para las cosas más increíbles. Se necesita mucha gente construyendo porque no paran de inventar cosas aprovechando los nuevos conocimientos científicos. La bomba de vacío, el piano, los pararayos, la máquina para sembrar, el termómetro de mercurio, el motor de vapor… ¡Oh, el motor de vapor!

Sí señores, entramos en plena revolución industrial. De repente, somos capaces de mover cosas calentando agua. Podemos sacar agua de minas que se suponían agotadas, moler harina, etc.

Cada invento de estos necesita un montón de gente trabajando, por lo que empiezan a subirse los sueldos de las ciudades. La plebe abandona el campo en busca de un futuro mejor. Una vida que el propio mercantilismo les está fastidiando. Pero en la ciudad es duro vivir. Se trabajan muchas horas, cuantas más mejor. Y, como es algo temporal hasta que ganemos dinero, mejor vivamos realquilados en una habitación. Oh, esto se alarga, empecemos a tener hijos, que podrán trabajar con ocho años y traer dinero a casa. Más hijos, que trabajen más para que podamos ganar más dinero.

Oh, cuanta más gente hay en la ciudad, menos gana cada obrero porque el director de la fábrica tiene gente de sobrar para contratar. Y con esto llegamos a finales del S.XVIII, Adam Smith, el liberalismo, el inicio de lo que hoy conocemos como capitalismo.

El capitalismo

Finales del S.XVIII. Hablemos del Laissez Faire, veamos qué dice Wikipedia: «Laissez faire et laissez passer, le monde va de lui même», en español: «Dejen hacer y dejen pasar, el mundo va solo». Esta frase es atribuida a los fisiócratas, una teoría económica muy en auge en la época pero que fue rápidamente sustituida por el liberalismo.

Estamos a finales del mercantilismo. Las viejas estructuras aristocráticas y la monarquía absoluta suponen un gran lastre para el auge de la economía. ¿Solución? Liberalizar. Dejar que la economía sea libre y no se le pongan impedimentos.

Esto, que hoy en día a muchos nos suena a trabajo esclavo, tuvo en aquel momento muchas ventajas y fue algo realmente innovador. Se promovió el libre mercado, sin intervención del estado (os recuerdo que en el mercantilismo el estado lo quiere controlar todo y cobrar impuestos por todo), libre manufactura (se termina eso de la «calle cuchilleros»), impuestos casi nulos, etc. ¿Resultado? La economía empieza a crecer muchísimo. Las empresas crecen muchísimo. Las ciudades crecen muchísimo.

¿Otras consecuencias? Las jornadas laborales crecen muchísimo, los sueldos bajan muchísimo, los accidentes laborales crecen muchísimo. Y aquí aparece Adam Smith. Catedrático de lógica y de filosofía moral por la universidad de Glasgow. Un hombre hecho a sí mismo (su padre era oficial de aduanas, con el dinero justo para que su único hijo pudiera estudiar) y muy estudioso. De verdad, no como los que vienen después, que «heredó un banco enano, no me jodas».

Adam Smith se codea con la gran burguesía de Glasgow y con aristócratas venidos a menos (para entender esto habría que explicar lo que le pasó a la aristocracia escocesa tras el acta de unión de 1707 y la posterior revolución industrial inglesa, que fue pionera en el mundo). Pero no es ni muy rico ni de alta cuna, por lo que debe demostrar que «merece estar ahí» ¿Como lo demuestra? Siendo el más estudioso, siendo el más inteligente y culto (opinión propia, que conste).

Una vez que consigue la cátedra, escribe el primer estudio económico y sistemático del capitalismo. Sí, utiliza algo así como el método científico para escribir «la riqueza de las naciones». Lo primero (y en mi opinión, más interesante) que hace Adam Smith en «La riqueza de las naciones» es explicar «qué es la riqueza» desde un punto de vista filosófico. Tengamos en cuenta que la llamada «ciencia económica» no existe y que Adam Smith es catedrático en filosofía.

No os aburriré con todo lo que se cuenta en «La riqueza de las naciones». Si a alguien le interesa que se lo lea, que sorprenderá a más de uno. Sí os diré que Karl Marx no reniega de Adam Smith, para nada. De hecho, se apoya en algunas cosas de Adam Smith.

Os dejo un par de apuntes de Adam Smith:
«Por lo general, el trabajador de la manufactura añade, al valor de los materiales sobre los que trabaja, el de su propio mantenimiento y el beneficio de su patrono». Según Adam Smith, el patrón no produce valor, lo produce el obrero.

«Los salarios corrientes del trabajo dependen del contrato establecido entre dos partes cuyos intereses no son, en modo alguno, idénticos. Los trabajadores desean obtener lo máximo posible, los patronos dar lo mínimo. Los primeros se unen para elevarlos, los segundos para rebajarlos». ¿Estamos hablando de lucha de clases?, sí.

Pero hay que tener en cuenta que Adam Smith no puede enfadar a sus amigos burgueses, a los dueños de las fábricas y demás. Siempre he pensado que por eso no dice lo que piensa abiertamente, sino que le da una forma para que la burguesía (siendo además los potenciales compradores de su libro) lo considere correcto.

Una cosa en la que Adam Smith es muy rompedor es en proponer educación pública para la clase trabajadora. Según él, si no se desarrolla la inteligencia y la imaginación del individuo, este perderá la habilidad de ejercer sus habilidades y terminará alienado. No, el término “alienado” no es originariamente marxista. Viene de Rousseau y su contrato social.

Pero la parte más influyente de «La riqueza de las naciones» de Adam Smith, por lo que hoy en día es famoso, es la «mano invisible». Adam Smith critica al mercantilismo como teoría económica. Os dejo la única referencia a la «mano invisible» de Adam Smith (enlace).

Lo que quiere decir es que lo que decían en el Laissez Faire era correcto. Que el humano es bueno por naturaleza y que sus interacciones naturales y no limitadas (vía impuestos o leyes) llevan a ayudar a los demás aunque no se obtenga beneficio de ello. Aplicada esta teoría, la mayor libertad individual hace que todo el mundo se ayude más entre sí y que todo funcione mejor. Como veis, la mano invisible también ha perdido su sentido original.

También quiero comentar que a Adam Smith le preocupa la acumulación de riqueza en pocas manos. Pero este sentimiento va cambiando con el tiempo y termina explicando que es algo positivo para la economía.

Las ideas de Adam Smith triunfan, los impuestos empiezan a bajar, la economía crece a pasos agigantados, las empresas crecen, se compran unas a otras… ¿Por el liberalismo? Es posible, tened en cuenta que la alternativa es el mercantilismo y pedir permiso para cualquier cosa. También es verdad, que no se nos olvide, que estamos en plena revolución industrial. Donde antes trabajaban 100 personas con picos y palas, ahora trabaja una máquina y es mucho más eficaz. Donde antes se transportaba en carros de caballos, ahora en tren.

Qué duda cabe que eso hace que la economía crezca muchísimo. Que los costes disminuyan una barbaridad. ¿Y el obrero? Con hambre, trabajando a cambio de un techo, comida y ropa. Familias enteras hacinadas en una habitación, procreando cuanto más mejor para que los niños empiecen a trabajar en cuanto se pueda. Lo que haga falta para vivir mejor.

Durante todo el S.XVIII hay intentos de levantamiento, pero a finales de dicho siglo empieza la verdadera revolución. De hecho, 1789, París… La revolución francesa hace que empiece el fin del feudalismo en casi toda Europa. Sí, he dicho que el mercantilismo empezó en el S.XVII, pero no toda Europa iba al mismo ritmo. Os recuerdo que en España estamos entre Carlos III y Carlos IV. Reyes absolutistas más cercanos al feudalismo que al capitalismo. Unos carcas de cuidado, vaya. Y qué decir de Rusia, que tiene a Catalina la Grande conquistando Crimea, parte de Polonia, etc. Absolutamente feudal.

La aristocracia pierde poder, la burguesía asciende y algunos burgueses tienen tanto poder como para intervenir en el estado. Por primera vez cambian las tornas. No es el estado el que interviene en la empresa, sino al revés.

Por fin aparece lo que posteriormente es considerado como “clase capitalista”. La gran burguesía. ¿Y qué hace? Lo que antes hizo el rey absolutista, intentar controlarlo todo. Compra competencia, paga sobornos a la policía/políticos, compra prensa… Todo para maximizar beneficios y no tener problemas.

Pero en un mundo tan cambiante como la revolución industrial, es difícil controlarlo todo. Hay imprentas clandestinas que imprimen periódicos clandestinos. Hay imprentas que pertenecen al capital que imprimen panfletos clandestinos por las noches. Hay policías que cobran del capitalista de turno y luego avisan a los sindicalistas. Es todo un descontrol.

Sí, el sindicalismo (ilegal, por supuesto) surge en el S.XIX. ¿Y qué más ocurre en el S.XIX? La segunda revolución industrial. Tenemos electricidad, sabemos quemar petroleo, tenemos radio, telégrafo, transportamos gas para luego quemarlo… Y venga nuevas empresas, nuevos trabajadores y más necesidad de mano de obra.

Una cosa muy curiosa que trae la segunda revolución industrial es que se abarata aún más el transporte. De hecho, el transporte transatlántico empieza a ser real gracias a los nuevos motores. También tenemos trenes de larga distancia.

Como veis, mucha más riqueza, mejores infraestructuras, etc. Todo para mejorar el flujo del capital. La ciudad se adapta al capital, haciendo calles más anchas que permitan meter vehículos hasta las fábricas. Vías de tren hasta el centro de la ciudad. Se construye hacia arriba para que más personas quepan en menos espacio.

¿Todo son ventajas? No, por supuesto, pero hay un interés económico en ello y por eso se hace. Es el orden natural lo que lo impulsa. Del feudalismo al mercantilismo hay una evolución natural, del mercantilismo al capitalismo decimonónico hay una evolución natural. Lo natural es que el rico y poderoso quiera seguir siendo más rico y poderoso. Por eso invierte.

Puede ser directamente porque el capitalista dueño de una empresa de construcción gana dinero cuando se construyen casas y se venden. Puede ser indirectamente. El gran capitalista paga dinero de su bolsillo para que las vías del tren lleguen hasta la puerta de su fábrica. Eso le ahorra costes a largo plazo.

El ejército (no he comentado que Adam Smith era partidario de que el ejército fuera de titularidad pública, el muy pícaro) no duda en atacar los barrios obreros cuando estos montan una huelga demasiado potente. ¿Por qué? Porque los capitalistas pagan mucho dinero a los dirigentes. Haya democracia o no.

Ah, sí, la democracia. La democracia moderna se empieza a generalizar a partir de la revolución francesa (no en todas partes ni al mismo tiempo). Mucha gente considera que la democracia se la debemos al capitalismo, pero no es así. Son dos movimientos contemporáneos y relacionados, pero no dependen el uno del otro.

La democracia se crea porque los aristócratas quieren mantener su poder, pero los burgueses son cada vez más poderosos y quieren su parte representativa. Una vez estalla la revolución francesa, los obreros también piden su cuota de poder y la burguesía no puede impedirlo porque no tienen suficiente fuerza.

En el S.XIX se crean los primeros partidos políticos “modernos” en UK. Al principio la aristocracia se presenta por lo que ahora llamaríamos “partidos de derechas” mientras la burguesía se presenta por los “partidos de izquierda”. Pero la cosa va cambiando. Al final todo depende de cuanto poder tengas. Si tienes mucho poder y quieres conservarlo, te vuelves conservador. Si tienes poco poder y quieres tenerlo, te vuelves progresista.

Pero para que haya capitalismo no hace falta que haya democracia. De hecho, cuando la burguesía ya ha alcanzado el poder, se empeña mucho en conseguir acabar con la democracia. La clase capitalista es el principal apoyo a los reyes europeos. A los grandes capitalistas les interesa que haya un rey que tenga mucha capacidad de mando, pero que tenga poco capital. De esta forma, dicho rey tendrá que ordenar lo que quieran dichos capitalistas.

Tened en cuenta de que estoy comentando todo el rato que las ciudades crecen, las fábricas son cada vez más grandes, cada vez más gente, etc. Pero eso merece una serie de consideraciones.

La primera, el campo. El agricultor trabaja cada vez más porque el terrateniente vende más para alimentar a más obreros que están en la ciudad. Este terrateniente es habitualmente un aristócrata que no se metió a tiempo en la industria y ahora ve que su influencia ha caído muchísimo. Como supondréis, el hecho de que haya pocos agricultores y mucho que cultivar no es su problema. El agricultor trabaja de sol a sol, de lunes a domingo, los 365 días del año por una miseria. El agricultor manda a sus hijos a la ciudad porque allí hay oportunidades de progresar. Es decir, eso de “La España vaciada” empezó en esta época. Es una consecuencia directa del capitalismo.

Por otro lado, estamos en el paraíso liberal. Nuevas formas de trabajar deberían requerir nueva legislación, pero en muchos casos no es así. Todo ese rollo de seguridad laboral no existe. Manos amputadas por máquinas, espaldas con lesiones crónicas por levantar demasiado peso, esquirlas de metal en el ojo… Todo ese tipo de cosas están a la orden del día. Y si no trabajas no cobras, que no existen las bajas laborales, la prestación por desempleo ni nada de eso.

Si hay suerte tienes un jefe con algo de humanidad y te ayuda, pero si el dueño de tu empresa no piensa en los trabajadores (que eran la mayoría), te toca vivir de la beneficencia, de pedir en la calle o lo que sea.

Por supuesto, la ecología no existe. Miles de empresas quemando carbón y petroleo como si fuera gratis. Supongo que todos sabréis que la famosa niebla de Londres era por la contaminación y las chimeneas. ¿Amianto? Sin problema. ¿Mercurio? Lo que quieras. Eso provoca un montón de enfermedades a los trabajadores, claro.

Todo esto supone un combustible preparado para un incendio. Pero para que haya incendio necesitamos combustible, comburente y chispa. El combustible es el estado de la clase obrera, el comburente es la lucha obrera que está funcionando. ¿Y la chispa? Diréis. La chispa se llama «El manifiesto comunista».

Este es el principio del manifiesto: «Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo. Todas las potencias de la vieja Europa se han unido en una Santa Alianza para acorralar a
ese fantasma: el Papa y el Zar, Metternich y Guizot, los radicales de Francia y los polizontes de
Alemania. ¿Qué oposición no ha sido acusada de comunismo por sus adversarios en el Poder?»

Marx y Engels escriben un texto que pretende ser una arenga a los obreros. Lo que no saben es que se va a convertir en algo histórico. Un manifiesto que cambia el mundo.

Los partidos comunistas, espartaquistas, socialistas y demás empiezan a crecer. La mayoría ilegales, pero da igual. La policía los reprime, pero da igual. La policía encarcela a los cabecillas de cualquier revuelta, pero da igual. La policía asesina a cualquiera que asome la cabeza para exigir derechos, pero da igual.

El final del S.XIX y el principio del S.XX es una época de organización sindical, de lucha obrera como no ha habido otra. El manifiesto comunista es ilegal en todos lados, es ilegal publicarlo, es ilegal imprimirlo, es ilegal llevarlo encima. Da igual, en cualquier manifestación aparecen varios tomos del manifiesto comunista.

Pero este hilo no es para hablar del manifiesto comunista. Simplemente lo comento para que tengamos claro que desde que existe el capitalismo “moderno” (digamos posterior a Adam Smith) existe la lucha de clases y existen las revueltas para acabar con el capitalismo. El Manifiesto Comunista es una obra que unifica la lucha obrera en Europa y que se exporta rápidamente al resto del mundo.

Aún así, hemos llegado a Marx y Engels. Del primero sí que voy a hablar, porque escribe El Capital. Dicha obra entra a fondo en el funcionamiento del capitalismo, lo entiende y busca sus debilidades. Explica los puntos débiles del capitalismo, como y por qué vienen las crisis. Y acierta. Acierta mucho más que cualquier obra escrita por capitalistas.

Para el marxismo el capitalismo no es más que un modo de producción. Una forma, que no la única, de que la sociedad provea de los bienes y servicios necesarios. El marxismo explica las razones por las que siempre se tiende al monopolio y por qué es malo para la sociedad. Explica las famosas crisis cíclicas. Explica los problemas de la hiper-especialización del obrero. Explica… Explica miles de cosas.

En el primer tomo, Marx explica que el uso que se hace de las mercancías obliga a que haya una moneda y que dicha moneda tiene que jugar un papel muy específico. Os dejo parte del prólogo, copiado de la Wikipedia: «Y la finalidad última de esta obra es, en efecto, descubrir la ley económica que preside el movimiento de la sociedad moderna»

Una de las partes que más conocemos de El Capital es el concepto de plusvalía como generador de relaciones entre empresario y obrero. No me voy a explayar, es una obra que requiere mucho conocimiento de conceptos y de historia para poder ser leído en condiciones. Pero que sepáis que El Capital es la mayor obra anticapitalista de la historia.

Y con esto llegamos a la primera guerra mundial, a la revolución de Octubre y la implantación del primer país socialista de la historia. Rusia.

He decidido no hablar de Lenin, porque me estoy alargando en exceso. Pero sí os digo que el simple hecho de que existiera la URSS y otros países no capitalistas es razón suficiente como para entender que “capitalismo o la nada” es mentira. Sé que este toot puede provocar flames y mierdas. Os pido amablemente que me saquéis de la conversación y os metáis los flames por… Sigamos.

Sigamos, felices años veinte, todo va bien (para los de siempre) y de repente, el crack del 29. Por supuesto, todo predicho por Marx. E incluso, si se lee lo suficiente por Adam Smith. Oh, sí, Adam Smith conocía muchos de los problemas del capitalismo y del liberalismo. Escribió algo al respecto, pero sus seguidores decidieron que esa no era una parte importante de su teoría económica. Qué le vamos a hacer.

Hago un inciso antes de seguir. Según muchos filósofos modernos, Adam Smith estaba mucho más cerca del marxismo que de lo que posteriormente hemos conocido como liberalismo. Sus propios discípulos prostituyeron las ideas de Smith para centrarse cada vez más en la libertad económica, dejando todas las libertades individuales y de crecimiento personal.

Después de la gran crisis de los años treinta muchas empresas cierran, dejando a miles de trabajadores en la calle. Esta crisis es especialmente fuerte en EE.UU., donde la industrialización empieza tarde pero se crece más rápido que en otros lugares. Además, en EE.UU. se une el Dust Bowl, una serie de sequías muy severas seguidas de grandes tormentas de polvo, lo que provoca una hambruna que puede causar hasta 5 millones de muertos.

Esto no afecta al capitalismo, solo a la gente. El capitalismo como sistema sigue fuerte, pero la gente lo pasa mal. En esta época, finales de los años veinte y los años treinta, es cuando se produce el auge de los distintos fascismos y nazismos. Diversas voces críticas como Bretch, Gramsci y otros contemporáneos explican que cuando el capitalismo no va bien tiende al fascismo. Esto se verá posteriormente reforzado por Horkheimer y Pollock entre otros.

La idea básica es sencilla: Cuando el capitalismo va bien, se vende el sueño capitalista. Cuando va mal, se tiende a buscar un chivo expiatorio. Pueden ser judíos, inmigrantes, comunistas, gitanos, etc. Se trata de dar una respuesta sencilla (y errónea) a un problema complejo. Es más fácil aceptar una respuesta sencilla en la que tú no tienes la culpa a una respuesta compleja que requiere mucho esfuerzo aceptar y actuar en consecuencia.

Por otro lado, ya hemos comentado que los grandes capitalistas son dueños también de los medios de comunicación. A los grandes capitalistas no les interesa que se ponga el capitalismo en el punto de mira, por lo que se apoya claramente al fascismo.

Pero el fascismo pierde la segunda guerra mundial. Los partidos fascistas/nazis europeos y americanos desaparecen y el capitalismo muta para tener reglas sociales. Llegamos al status quo que hemos conocido hasta los años ochenta.

La socialdemocracia tiene mucho poder, se trabaja en sanidad pública, educación pública, servicios públicos, pacifismo, etc. Se viene de una gran crisis y una gran guerra, por lo que pasan treinta años hasta la siguiente crisis cíclica del capitalismo (los llamados treinta años gloriosos).

Un apunte. Como he empezado en el feudalismo y me he centrado mucho en los inicios del capitalismo (que sucede en Europa), por no extenderme demasiado me seguiré centrando básicamente en Europa. La historia puede diferir mucho en América y en Asia/África no sucede nada de esto.

En los años sesenta salen nuevas teorías liberales, las más famosas son las llamadas “escuela austríaca” y “escuela de Chicago”. Aquí surge lo que llamamos neoliberalismo, una doctrina económica capitalista que sublima el liberalismo que se vivió en el S.XIX. El neoliberalismo no habla de libertades individuales, no habla de derechos individuales. Bueno, sí, pero lo menos posible. Se basa principalmente en la libertad económica.

Con libertad económica se quiere decir que el trabajador es dueño de su sueldo y el estado lo único que hace es ayudarle a gestionarlo, por ejemplo. Aquí tenemos el ejemplo de la “mochila austríaca”. Un sistema en el que el estado te obliga a guardar parte de tu sueldo por si te despiden, te jubilas, etc. Pero el estado intenta no intervenir en las empresas privadas.

Una gran diferencia entre el liberalismo clásico y el neoliberalismo es que los liberales clásicos estaban en contra de cualquier tipo de centralización. Por ejemplo, en contra de los bancos centrales. El neoliberalismo en cambio, sí cree en los bancos centrales, pero como árbitro entre distintos bancos y poco más.

Cuando cae el muro de Berlín, el capital se gira hacia el neoliberalismo. Ya no valen las enseñanzas de los años treinta. Cada vez se paga más a los políticos para que bajen los impuestos a los ricos, para que privaticen servicios públicos, para que quiten leyes antimonopolio, etc. Y en ese momento de la historia estamos. Tras la crisis de 2008 el capitalismo está en decadencia y vuelven a crecer los fascismos, cada vez más.

Algunas aclaraciones. Cuando hablo de obreros me refiero principalmente a hombres. Pero no por machismo. El capitalismo no es machista. Al capitalismo le da igual que seas hombre o mujer. Es la sociedad la que es machista y el capitalismo no hace nada por cambiarlo.

Por otro lado, también quiero comentar que he decidido no hablar de las relaciones internacionales que ha generado el capitalismo. ¿Por qué? Porque es demasiado complejo. Habría que hablar del tipo de relación que se genera entre dos países vecinos y de poder semejante (pongamos Francia y Alemania, por ejemplo, que se han pasado 150 años de guerras y luego han sido amigos), que la relación de país capitalista poderoso y país con recursos naturales a explotar.

De todas formas, esto no es inherente del capitalismo. Durante toda la historia se han esquilmado los recursos de los países que perdían la guerra o que simplemente no tenían recursos para entrar en guerra. La esclavitud existe desde siempre, la actual Ucrania ha estado invadida por muchísimas potencias porque tenía un terreno buenísimo para cultivar cereal, etc.

Pero nada de eso es propio del capitalismo. En parte por eso he comentado lo de que “es la evolución natural”. Porque al final el capitalismo, y termino con esta reflexión, es la evolución social natural. Desde que en el neolítico empezamos a guerrear con el vecino para obtener sus territorios o riquezas, que Sargón el grande se convirtiera en emperador. Que Menes unificó el alto y el bajo Egipto. Que Cayo Julio César terminó con la república romana e instauró el primer gran imperio mundial.

Lo mismo ocurre en Asia, en América y en cualquier lugar en el que ha habido una civilización suficientemente poderosa. El capitalismo es la evolución de «el poderoso manda sobre el débil».

¿Por qué terminó el feudalismo? Porque los reyes empezaron a ser suficientemente poderosos como para no necesitar o vencer a los nobles de turno.

¿Por qué terminó el mercantilismo? Porque los burgueses fueron suficientemente poderosos como para no necesitar o vencer a los reyes y nobles de turno.

¿Qué ocurrirá cuando termine el capitalismo? No se sabe, pero casi seguro que seguirá siendo la evolución de «el poderosos manda sobre el débil». Puede surgir una nueva clase social, puede que alguna clase actual gane suficiente poder como para doblegar a los actuales mandatarios, pero seguiremos con el mismo esquema.

La única alternativa a «el poderoso manda sobre el débil» han sido las distintas formas de anarquismo y es prácticamente imposible que algo así prospere a grandes escalas. Ni hay consenso entre anarquistas, ni faltan personas dispuestas a poner palos en las ruedas.

Así pues, terminemos. ¿Qué es el capitalismo?

El capitalismo es una forma de organización económica y social en la que la empresa privada hace uso de todos los recursos disponibles para generar beneficios. Es compatible con el trabajo infantil, con la explotación infinita de recursos, con el esclavismo y con lo que haga falta. El capitalismo no se ocupa de esas cosas, son solamente recursos con los que generar beneficios.

Y eso, mis estimados lectores, eso es terrible. Porque siempre habrá un capitalista dispuesto a algo más. A pagar menos a sus trabajadores, a esclavizar, a contratar mercenarios armados para conseguir apoderarse de minas u otros recursos de alto precio, a deforestar completamente el Amazonas, a comprar prensa, a comprar jueces, policías y políticos. Siempre habrá alguien más despiadado y dispuesto a hacer lo que sea para generar más beneficios. Y eso al capitalismo no le importa. Si el sistema en el que vives no tiene en su base acabar con lo injusto, el sistema en el que vives tiende siempre a la injusticia y a la autodestrucción.

Entonces ¿Por qué no se ha autodestruido el capitalismo? Porque los anticapitalistas no le han dejado. A base de manifestaciones, huelgas y presiones se ha conseguido disminuir mucho el trabajo infantil, la esclavitud, se han limitado las horas laborales, se han añadido prestaciones por desempleo, etc. Todo esto ha sido en contra del curso natural del capitalismo. Y eso es lo que ha hecho que sobreviva.

Corolario: consecuencias del capitalismo

Si tenemos empresa privada, que haya competencia es parte del sistema. Por tanto, la competencia se basa en disminuir costes para seguir compitiendo. Así que los sueldos bajos, las bajas calidades, engañar/pagar a las autoridades encargadas de inspeccionar que se cumplan las normas, etc, son consecuencia directa del capitalismo.

Hemos hablado de la iniciativa privada para conseguir beneficios. Si el fin último es obtener beneficios, intentar usar productos ilegales porque son más baratos/eficaces (ejemplo, pesticidas), realizar actividades fuera de la ley (mercado negro de drogas/armas) y ese tipo de cosas son consecuencia directa del capitalismo.

Hemos hablado de la tendencia al monopolio/oligopolio, a la acumulación de riqueza. Pero cuando una serie de personas acumulan el suficiente capital, llegan a ser tan o más poderosos que los gobiernos. Por tanto, una élite capitalista puede conseguir que un gobierno entre en guerra para conseguir sus recursos (petroleo, litio, tierras raras). Esas cosas son consecuencia directa del capitalismo. Lo mismo ocurre con guerrillas ilegales, mercenarios y demás para conseguir las riquezas del país (por ejemplo, diamantes).

Si tenemos guerras por capitalismo y explotación de riquezas naturales por capitalismo, tenemos territorios en los que no es posible vivir. Por tanto, su gente debe salir de allí para poder vivir. Es decir, las crisis migratorias son consecuencia directa del capitalismo.

Desahucios, colas del hambre y demás también son consecuencia directa del capitalismo, claro.

¿Las privatizaciones, encubiertas o no? Por supuesto que son consecuencia directa del capitalismo.

¿La corrupción de muchas ONGs? Sí, muchas ONGs grandes tienen graves problemas de corrupción interna y sí, son consecuencia directa del capitalismo.

¿La sobreexplotación de los acuíferos, la plantación de especies no adecuadas, la pesca por arrastre que se carga el suelo marino y los vertidos ilegales? Bueno, está claro.

Todo aquello que conozcas y que se haga para ganar más dinero, gastar menos dinero es consecuencia directa del capitalismo. Sí, los horribles okupas (imaginarios) que entran en casa de tu abuela y la echan hasta que viene desokupa (reales, por desgracia), también son consecuencia directa del capitalismo. Y desokupa también es consecuencia directa del capitalismo.

¿La prostitución, el trabajo infantil, la esclavitud? Sí, la esclavitud sigue existiendo aunque ahora no tengas un mercado de esclavos en la puerta de tu casa. Y sí, son consecuencia directa del capitalismo.

¿La deslocalización de empresas no solo para disminuir costes sino para no tener que cumplir las estrictas legislaciones laborales? Por supuesto, son consecuencia directa del capitalismo.

¿Que no se cumplan con los protocolos de salud, de ecología, etc? Consecuencia directa del capitalismo.

Y así podría seguir todo el día. Pero (y permitidme ser cínico por un momento) el capitalismo también te permite tener un Iphone, un BMW a plazos y una Playstation 5. EMPATE.

Termino el hilo no sin antes citar a la gran bruja avería «Viva el mal, viva el capital»

Artículo basado en artículo de @leviatar Mastodon en write.as

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